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No nos cansamos de insistir en la importancia de actuar correctamente al volante. No son pocas las acciones que conscientemente tratamos de evitar porque conllevan un riesgo determinado en la conducción. Sin embargo, otras no somos capaces de eliminarlas por completo.

Debemos periódicamente ser conscientes de la existencia de esas prácticas y preguntarnos si las cometemos. Si es así, es hora de volver a actuar y reducirlas al máximo hasta eliminarlas por completo, no solo para que no nos multen, sino para habituarnos a una conducción segura y preventiva. Son las malas costumbres, fuertemente asentadas, las que pueden producir accidentes fatales.

Estas son las más habituales

El uso del móvil

Todo el mundo sabe el tremendo peligro que implica usar el terminal móvil mientras se conduce, no obstante, esto no implica que sigamos utilizándolo. Es muy difícil no mirarlo cuando suena el sonido de un mensaje, una llamada o cuando se está esperando un mail. Estamos demasiado acostumbrados, quizás subyugados a la dictadura del smartphone que incluso ponemos en riesgo nuestra vida y la de los acompañantes para ver un mensaje.

Es un problema muy extendido, el 47 % de las denuncias que emite la Guardia Civil de Tráfico se refieren a este error. Hay que saber que al estar atento a este aparato se reduce hasta en un 35 % la capacidad de reacción del conductor. Por otro lado, no hay que dejarse llevar por el uso del manos libres, pues no representa una seguridad total, como se piensa habitualmente. La realidad es que es un factor de distracción importante y, por lo tanto, un peligro en la carretera.

Cuidado con la radio

Tanto cambiar de emisora como buscar una canción predefinida o subir el volumen son acciones muy habituales que se llevan a cabo de forma mecánica, sin embargo, representan un peligro, pues momentáneamente se deja de prestar toda la atención debida a la carretera. Al no encontrar la canción que se quiere o la sintonía adecuada, nos despistamos, pero, sobre todo, es cuando subimos el volumen a un nivel demasiado elevado (o utilizamos auriculares) cuando esta desconexión aumenta y se pierde el sentido de la realidad. Además, es posible que no escuches señales sonoras de otros vehículos particulares, de ambulancias, policías…

Comer, beber, fumar

Además de penalizados por ley, llevar a cabo alguna de estas acciones que implican quitar las manos del volante y derivar la atención a otros asuntos que no son la conducción implican un riesgo elevadísimo de accidente. Si mientras se come, se bebe o se fuma se produce una situación de peligro, el conductor tardará el doble de tiempo en reaccionar que si está completamente atento a la carretera. Para beber agua, una necesidad a cubrir que ayuda a estar más cómodo y concentrado, es recomendable detener el vehículo en un sitio seguro y saciarse con tranquilidad. Lógicamente, no se deberá nunca beber alcohol o consumir ningún tipo de drogas, aunque esto, afortunadamente, no es la norma.

Arrojar basura y otros objetos por la ventanilla

Tirar cualquier cosa por la ventanilla mientras se va conduciendo tiene como consecuencia legal la retirada de 4 puntos del carnet y una multa de 200 euros, aunque la cuantía final la determinará el agente que ha sido testigo de la infracción, pudiendo llegar hasta los 3000 € si es leve y hasta los 15.000 € si es grave. Aunque realizar esta sucia y contaminante acción no se debe llevar a cabo por la penalización en sí, sino por el peligro que puede representar para cualquier otro usuario de la vía. Tirar colillas, papeles, chicles… está considerada, además, como una falta enorme de respeto a la sociedad y al entorno.

La violencia al volante

En demasiadas ocasiones, traspasamos al volante los problemas y sentimientos de nuestra vida, volviéndonos violentos y perdiendo el control de la realidad que es la conducción. Nos volvemos impacientes por llegar al destino, perdemos la compostura ante errores de otros conductores, nos enviolentamos ante situaciones que consideramos abusivas… momentos en los que sobrevaloramos nuestra situación al volante y cometemos irregularidades que pueden pagarse muy caras.

Otros errores cometidos habitualmente que representan un riesgo en la conducción son no respetar las distancias de seguridad, no utilizar el cinturón de seguridad, traspasar los límites de velocidad…

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