Como cabe suponer, y las estadísticas así lo demuestran, el insomnio produce efectos que, durante la conducción, pueden llegar a ser realmente comprometidos, poniendo en grave peligro la vida de los tripulantes de un vehículo, así como del resto de usuarios de la vía.
De forma general, dormir lo suficiente y que el sueño sea profundo para que sea reparador es un síntoma de buena salud. Pero, si se carece de este pilar fundamental en la calidad de vida, no solo se verá perjudicado el día a día en las acciones cotidianas, en cuanto al trabajo, a las relaciones sociales y familiares… sino que podría suponer un riesgo muy elevado cuando se trata de la conducción.
Causa de accidentes
Dormir poco, el cansancio, la falta de sueño… representan el 9 % de los accidentes de circulación con víctimas. Y es que, sin descanso, las habilidades de los conductores se reducen notablemente, minimizando la calidad de la concentración y aumentando el tiempo de respuesta ante cualquier incidencia, entre otros. El efecto es muy parecido al que se obtiene cuando se han consumido bebidas alcohólicas.
El último año que se tiene con datos fue 2017, y en el informe presentado de ese año se registraron nada menos que 2.351 accidentes en las vías interurbanas con víctimas, donde este factor fue el causante. 136 personas perdieron la vida.
Efectos del insomnio cuando se va al volante
Estas son las 6 consecuencias más habituales que sufre un conductor cuando tiene falta de sueño o no ha descansado adecuadamente.
5. Los microsueños, las trampas mortales
Se trata de pequeños momentos, de apenas unos segundos de duración, en los que el conductor se queda dormido, no muy profundo, pero lo suficiente para perder el control del vehículo. Su peligrosidad es directamente proporcional a la velocidad a la que se circule, pues en estos pocos segundos se recorrerán grandes distancias si se va muy rápido. Es en estos momentos cuando el vehículo puede salirse de la carretera o, lo que es peor, desviarse al carril de dirección contraria y tener un choque frontal con otro coche.
6. El cambio de comportamiento
Como norma general, el mal humor acompaña al que ha pasado una mala noche y no ha descansado lo suficiente. Cuando pilota un vehículo, se vuelve aún más agresivo, nervioso, violento… Ya sea por querer llegar pronto para descansar o por pensar que le queda una dura jornada laboral en estas condiciones. La realidad es que el enfado y la ira se encuentran a flor de piel, abriendo las oportunidades a crear conflictos o la falta de respeto a las señales de la vía.
5. Los microsueños, las trampas mortales
Se trata de pequeños momentos, de apenas unos segundos de duración, en los que el conductor se queda dormido, no muy profundo, pero lo suficiente para perder el control del vehículo. Su peligrosidad es directamente proporcional a la velocidad a la que se circule, pues en estos pocos segundos se recorrerán grandes distancias si se va muy rápido. Es en estos momentos cuando el vehículo puede salirse de la carretera o, lo que es peor, desviarse al carril de dirección contraria y tener un choque frontal con otro coche.
6. El cambio de comportamiento
Como norma general, el mal humor acompaña al que ha pasado una mala noche y no ha descansado lo suficiente. Cuando pilota un vehículo, se vuelve aún más agresivo, nervioso, violento… Ya sea por querer llegar pronto para descansar o por pensar que le queda una dura jornada laboral en estas condiciones. La realidad es que el enfado y la ira se encuentran a flor de piel, abriendo las oportunidades a crear conflictos o la falta de respeto a las señales de la vía.